Te escribo estas líneas en recuerdo a la amistad que nos unía a nosotros y nuestras familias. El destino y como no, Dios y la Virgen, quisieron que les acompañaras antes de tiempo, cuando la vida más te sonreía. Te imagino compartiendo el tiempo con todas las personas que están a tu lado, ahí arriba. Nos dejaste un vacío muy grande en la Hermandad, en todos tus amigos y familiares, que nunca se podrá llenar, pero la vida continua. Esto es así de cruel y así seguirá siendo. Algunas veces me pregunto, pero no encuentro respuesta, ¿Por qué personas como tú y como otras, siendo tan buenas, Dios se las tiene que llevar tan pronto?, posiblemente allí le haríais falta, pero aquí nosotros también te necesitábamos. Te comento también que me propusieron como Hermano Mayor de nuestra Hermandad, cargo el cual acepté, no por estar demasiado preparado sino porque alguien tiene que serlo. Aún más cuando tienes unos compañeros como tenemos siempre dispuestos a trabajar y sin pedir nada a cambio. Me es imposible decir que no y como tú siempre decías: "es nuestras y haremos lo que haya que hacer para que esta nuestra Hermandad siga adelante". Las cosas aquí siguen siendo parecidas a cuando tú estabas, la Casa de Hermandad estamos intentando hacerla nueva, pero las cosas están regular, aunque creo que algún día con la ayuda de Dios podremos hacerla. Ya estamos con los preparativos para la Semana Santa de este año con el mismo carió que siempre se ha preparado y para que siga siendo punto de referencia por su humildad y respeto con todos los que cada año nos acompañan. Cuando recibas esta carta, en mi nombre y en nombre de esta tu Hermandad, sepas que nunca te olvidamos y que por mucho tiempo que pase, tu sitio lo tendrás entre nosotros.
Tu amigo y Hermano, Pepe El Vicario.
